sábado, 20 de diciembre de 2008

NO LE DEN PODER A NINGUN SER HUMANO

" Por favor no le den a ningún ser humano, poder alguno para perturbarlos, limitarlos ni afectarlos en la manera que sea. Sencillamente yérganse en esa jubilosa y calmada serenidad, y sepan que al estar ustedes parados en la Gloria de su "Presencia YO SOY", no hay persona en la Tierra que pueda limitarlos ni privarlos de ninguna cosa buena que les pertenece. Si se paran firmes, calmados, decididos y serenos, no hay cosa de la que se les pueda privar.»

(Tomado del Libro "La Voz del YO SOY" Volumen 5)

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Cambio de Ropajes


El cambio de ropajes

No existe la muerte. ¡Nunca ha existido! Todo es Vida, y su eterna expresión y manifestación. La susodicha muerte es sólo una retirada del cordón de plata dador de vida de la Presencia “YO SOY”. Esto deja inactivo al cuerpo físico.
Aunque los órganos aún estén allí como antes, los ojos no ven, los oídos no oyen , la inteligencia se ha retirado. El verdadero ser es liberado de este hábitat y es libre para entrar a los Ambitos Superiores – Ambitos de Belleza, Armonía, Paz. El individuo nada más pasa de este ámbito físico de expresión a una libertad mayor.
La susodicha muerte no es más que una oportunidad para descansar y para el re-afinamiento de las facultades de la conciencia personal. Esto ocurre para liberar al individuo de la confusión y la discordia de la Tierra, lo suficiente para recibir un influjo de Luz y Fuerza, que capacitarán a la actividad externa de la mente para retomar de nuevo el trabajo de la experiencia física.

La identidad individualizada es eterna, Cuando la forma externa se ha vuelto demasiado discordante, la vida se auto-libera. La decrepitud y la muerte son causadas principalmente por el mal uso y del desperdicio de la energía sexual y el descontrol emocional.

Hay una sola cosa que siempre causa lo que el mundo llama muerte, y es la carencia de la suficiente Luz Líquida en los canales nerviosos. Este poder cohesivo mantiene juntos los átomos que componen el cuerpo de carne. La Luz Líquida le pertenece a (y viene solo de ) la Magna Presencia YO SOY. La vestidura externa es el recipiente dentro del cual esta Presencia vierte Su Luz sólo para un propósito, la Luz es retirada, y el cuerpo de carne – que debería ser el templo del Más Alto Dios Viviente – se desintegra.

La experiencia llamada muerte es un constante recordatorio de la desobediencia de la humanidad al Plan Divino original, la Forma Divina de Vida.

El Cuerpo físico no es más que una vestidura, y el individuo solamente ha cambiado de vestiduras como uno se cambia de abrigos en el cambio de estaciones. Estando en un cuerpo más fino después de la transición, se está mucho más vivo que antes.

En el momento en que el alma está a punto de dejar el cuerpo físico, el Mahá Chohán (el Gran Ser que representa al Espíritu Santo para la Tierra) se prepara para aceptar el aliento final. Es El quien insufla el primer aliento dentro del cuerpo cuando el individuo nace. Al tiempo que acepta el aliento final, se corta el cordón de plata, y un Angel o un Maestro Ascendido espera al individuo, - quien ahora opera en cuerpo etérico (“alma”) – y lo acompaña a un ámbito hermoso para “descansar”, que es el cielo ortodoxo de la creencia general de la humanidad.

El cuerpo físico no debería ser enterrado, sino cremado. A través del proceso de purificación de la cremación, se transmuta algo de la discordia del cuerpo emocional, lo cual le permite al individuo ir a Ambitos de Luz más altos. Previo a la cremación el cuerpo debe mantenerse sin embalsamar, en hielo o en un almacenaje frío por setenta y dos horas. Doquiera que sea legalmente posible, debe evitarse que se practique una autopsia.

En eras pasadas, al cuerpo se le colocaba en el fuego Sagrado, y era transmutado instantáneamente. La substancia, habiendo completado su misión, era regresada a Lo Universal, y esto se hacía en conformidad con la gran Ley de Eterealización.

(Tomado de el Libro Metafísica 21 lecciones - Werner Shroerder - Editorial Serapis Bey)

domingo, 23 de noviembre de 2008

ENFERMEDAD Y CURACION


ENFERMEDAD Y CURACION

En esos momentos de silencio de introspección,
que la enfermedad hace tomar – obligadamente-
a aquellas almas queridas
que sólo se motivan por lo externo,
la cosecha puede ser grande.

Se pueden utilizar esas ocasiones
para aplicar la alquimia
de tomar el yeso de la fisicalidad e imbuirle
– mediante el aliento –
el espíritu que transformará ese yeso en oro.

La enfermedad es una enseñanza,
es un mensaje del alma.
Cuando las lecciones se aprenden,
la enfermedad se convierte
en algo que nunca ocurre.

La enfermedad es la confusión de esa alma en particular que se manifiesta físicamente para que la conciencia la vea.

Ustedes mismos son cada parte de una enfermedad.
Escuchen a su propio cuerpo. ¿Qué está diciendo?
SEAN esa parte de su cuerpo.
Una vez que hayan sido la voz de esas áreas que están recalcitrantes, la mente madura dirá:
“Encontremos otra manera (de hacer las cosas)”.
En ese momento, ustedes literalmente abrazan esa energía aberrante dentro de sí – ya sea energía mental, física o emocional – y comienzan a quitarle vigor por el simple hecho de aceptarla.

El dolor les hablará cuando ustedes estén listos para aprender de él.
El dolor emocional dice una cosa;
El dolor físico dice otra.
Aún su ubicación en el cuerpo es elocuente.
Nada en la vida se da al azar.
Me doy cuenta de que es duro oír algo como esto,
Máxime cuando alguien está sufriendo;
Pero es que la verdad es la verdad.
Ustedes viven en un universo sano y ordenado.
Hagan de éste su propio credo.

LA ENFERMEDAD EXISTE PRIMERO EN EL PLANO INMATERIAL DE LA NECESIDAD ESPIRITUAL, DE LA CONFUSION EMOCIONAL, O DE LA ABERRACION MENTAL.
LA ENFERMEDAD NUNCA SE INICIA EN LO FISICO.
EL CUERPO ES EL REACTOR.
ESTE VIBRA CON LA TENSION Y NO ES MAS QUE UNA MANIFESTACION EXTERNA DE LA BARAUNDA INTERNA.

A medida que el cuerpo se constriñe bajo la arremetida del trauma, se le niega energía a una parte en particular del cuerpo.
Así, se monta el tinglado para una manifestación física que se denomina – en la realidad de usted un mal funcionamiento del cuerpo.
Se clasifican las enfermedades por sus manifestaciones sintomáticas, pero sus causas pueden ser totalmente distintas.
La misma enfermedad puede darse en dos seres diferentes por dos razones distintas.
Esta es la forma en que cada cuerpo expresa su descripción de la desunión.
(Texto tomado de El Libro de Emmanuel - Serapisbey Editores Panamá)

domingo, 2 de noviembre de 2008

¿QUE SON LOS RETIROS?

VIDEO HECHO POR SERAPIS BEY PRODUCCIONES TELEVISION EN PANAMA.

sábado, 18 de octubre de 2008

Video QUEJA POR LA ACCION DE OTROS - AMANTES DE LA ENSEÑANZA Nº

Algunas personas han contestado a esta humilde carta-periódico, manifestándome sus quejas o reclamos porque tal o cual instructor a cuyas clases asistían los llevó al desvío ya sea dándoles la enseñanza equivocada; sembrándoles resentimiento, discordia o animadversión hacia otras personas; o convirtiendo las clases en una cuestion de culto a su personalidad ("...y tan serio que parecía al principio" me decía una persona), todo lo cual llevó a estos "senderistas" al desánimo y/o a apartarse por completo de la búsqueda espiritual.
.......Liga todo esto con otros comentarios que me hacen llegar en cuanto a que "en cierta página de Internet hablan atrocidades de la Metafísica, de Conny Mendez, de los Maestros... etc.", o que hay tal o cual instructor, cura, clérigo o pastor que no hace más que hablar de la "fuerza siniestra", de "satanás", de los "ángeles del mal", de la "condenación eterna de los que no están en ESTE grupo, culto, iglesia ".... etc. etc.
.......Y es allí justamente donde surge el refugio del "dharma", de la verdadera Enseñanza de la Luz. Lejos de condenar, el amado SAINT GERMAIN (en las "Pláticas del YO SOY", XXV Plática, p. 191), nos ofrece la siguiente."advertencia", tocándome añadir únicamente que "herramienta de las fuerzas siniestras" será todo aquel que (prescindiendo del título, vestimenta o categoría social que pueda tener) sólo de "las fuerzas siniestras" habla, o que a su paso genera miedo, discordia, animadversión, resentimiento, competencia, celos, envidia, angustia, zozobra... y demás "hierbas aromáticas" de la otra polaridad. (Comentario de Jorge A. Carrizo - Grupo Serapis Bey Panamá)



"ADVERTENCIA: No le den reconocimiento a nadie que sea una herramienta de las fuerzas siniestras. Sencillamente sepan algo únicamente: 'Sólo existen la Inteligencia, la Luz y el Poder de la 'Presencia YO SOY' que actua.'

">No se preocupen por ninguna actividad personal de la clase que sea en ningún momento. Al Estudiante solamente le toca ver la Perfección, sentirla y verla sin importar cuáles puedan ser las apariencias humanas.

jueves, 9 de octubre de 2008

DECRETO ..PARA AMAR COMO DIOS AMA..

Amada Presencia de Dios y Amado Arcángel Chamuel! Enséñenme ahora cómo amar como ustedes aman! Ayúdenme a generar el sentimiento de gratitud hacia ustedes, hacia la Hueste Angélica, el Reino de la Naturaleza y mi prójimo. Ayúdenme a hacer del hogar de mi alma un sitio feliz, agradecido, amoroso y armonioso en cual habitar. Luego, amado Padre y Angeles de Amor, permítanme unirme a ustedes en liberar toda la vida a punta de amor...¡tal cual lo hiciera el Maestro Jesús!
(Tomado de el libro Ceremonial Volumen nº 1 - Serapisbey Editores)

domingo, 28 de septiembre de 2008

Tuyo es el Reino y el Poder y la Gloria, por todos los siglos.

He aquí una estupenda cláusula sentenciosa en la que se resume la verdad esencial de la Omnipresencia y la Totalidad de Dios. Significa en verdad que Dios es el Todo en Todo; el hacedor, la acción y el hecho, y podríamos decir también que el espectador. El reino en este caso significa toda la creación, en todos los planos, porque eso es la Presencia de Dios —Dios como manifestación o expresión.
El poder es evidentemente el poder de Dios. Sabemos que Dios es el único poder; por eso cuando obramos u oramos, es realmente Dios quien se expresa por medio de nosotros. Así como el pianista expresa su música usando los dedos de su mano, aquellos que obedecen a Dios vienen a ser como Sus dedos con los que El obra. Suyo es el poder. Si cuando oramos mantenemos la idea de que es realmente Dios quien actúa por medio de nosotros, nuestras oraciones ganarán inmensamente en eficiencia. Digamos, "Es Dios quien me inspira". Antes de emprender una obra cualquiera pensemos sinceramente, "La Divina Inteligencia está actuando ahora a través de mí", y nos sorprenderemos de ver con qué extraordinario éxito llevamos a cabo las tareas más difíciles.
El cambio maravilloso que se opera en nosotros a medida que realizamos lo que la Presencia de Dios realmente significa, trasforma cada fase de nuestra vida, volviendo la tristeza en gozo, la vejez en juventud, las sombras en luz. Tal es la gloria —y la gloria que nosotros recibimos es, por supuesto, la de Dios también— y la felicidad que esa experiencia nos trae es, de nuevo. Dios mismo, quien está consciente de esa felicidad a través de nosotros.


En años recientes, el Padre Nuestro se ha reescrito a menudo en la forma afirmativa. Así, por ejemplo, la cláusula "Venga Tu reino, hágase tu voluntad", viene a ser "Tu reino ha venido, tu voluntad se está cumpliendo". Todas estas paráfrasis son interesantes y sugestivas, pero su importancia no es vital. La forma afirmativa sería la más conveniente con el propósito de curar, pero no es más que eso, una forma de oración. Jesús usaba la forma invocatoria muy a menudo, aunque no siempre, y su uso frecuente es indispensable para el desarrollo del alma. No se debe confundir con la forma suplicatoria, en la cual se demanda gimiendo como un esclavo que suplica a su dueño. Esa actitud es siempre falsa. La forma más elevada de oración es la contemplación, en la cual el pensamiento y el pensador se vuelven uno. Ésta es la Unidad de los místicos, la cual es rara vez experimentada en los primeros estados del desarrollo espiritual. Rece Ud. de la manera que encuentre más fácil, porque la manera más fácil es el mejor camino.
(Tomado de el Libro El Sermón del Monte - Emmet Fox - Serapisbey Editores Panamá)

Y no nos pongas en la tentación, mas líbranos del mal...

Esta cláusula ha causado probablemente más controversias que ninguna otra parte de esta oración. Para muchas personas sinceras ha sido un verdadero tropiezo. Creen ellos, y con razón, que Dios no podría conducir a nadie hacia tentación o mal de ninguna clase, por lo cual el sentido de tales palabras no suena sincero.
Por este motivo ha habido muchos intentos de modificar el contenido de esa frase, pensando que Jesús no ha podido decir lo que tales palabras suponen que dijo, y así se ha buscado cierta fraseología que viniera más en concordancia con el tono general de Su enseñanza. Heroicos esfuerzos se han hecho para variar el texto griego original; pero ha sido tiempo perdido. La cláusula tal como está, expresa a la perfección el contenido íntimo del mensaje. No olvidemos que el Padre Nuestro abarca todos los aspectos de la vida espiritual. Bajo su forma condensada constituye un manual completo para el desarrollo del alma, y Jesús conocía bastante bien los peligros sutiles y las dificultades sin número que el alma encuentra en cuanto comienza a avanzar en el camino de la perfección. Como los que se hallan todavía en una etapa preliminar de ese desarrollo no encuentran tales dificultades, concluyen que esta cláusula es innecesaria; pero se equivocan.
Cuanto más meditamos, cuanto más tiempo dedicamos a la oración, tanto más se aumenta nuestra sensibilidad. Y si consumimos un gran tiempo indagando acerca de las cuestiones que atañen a nuestra alma, nos tomaremos extraordinariamente sensitivos. Ello es excelente sin duda; pero como todo en este mundo, tiene sus peligros. Cuanto más lejos se llega en el camino de la vida espiritual, tanto más poder se gana en la oración; pero al mismo tiempo se hace uno más vulnerable a nuevas tentaciones que son desconocidas a los novicios. Se nota, además, que por faltas ordinarias, insignificantes a los ojos de la mayoría, uno es castigado severamente; pero esto es bueno, porque nos obliga a mantenemos en la línea recta, y en perenne vigilancia. Las transgresiones aparentemente menores, "los zorros pequeños que echan a perder nuestras viñas", malograrán todo nuestro poder espiritual si no las atendemos prontamente.
Nadie que haya alcanzado este nivel espiritual será tentado a meter la mano en la bolsa ajena, ni a robar una casa, pero ello no implica que no tenga tentaciones, y las que se presenten serán cada vez más sutiles, y por lo tanto más difíciles de vencer.
A medida que avanzamos en el terreno espiritual, nuevas y poderosas tentaciones nos esperan en el camino, siempre listas a derrotamos si no estamos vigilantes —la tentación de luchar por la propia gloria en ensalzamiento en vez de por Dios; tentación de buscar honores y distinciones, y aun ventajas, materiales; tentación de permitir que las preferencias personales influyan en nuestros juicios cuando es un deber sagrado tratar a todos los hombres con perfecta imparcialidad—. Y más allá, y por encima de todos los pecados, está el pecado mortal del orgullo espiritual, "la suprema flaqueza de un corazón noble", que se embosca en este camino. Muchas almas elevadas que han pasado victoriosamente todas las otras pruebas, han caído en una condición de superioridad moral y propia justificación que ha venido a ser como una cortina de acero entre ellos y Dios. El mucho saber comporta mucha responsabilidad; y violar esa responsabilidad acarrea castigos terribles. Noblesse oblige es una verdad primordial en las cosas espirituales. El conocimiento que uno tiene de la verdad, por pequeño que sea, es un sagrado depósito que nunca debe ser profanado. Así como es cierto que no debemos "arrojar nuestras perlas a los cerdos", ni imponer por fuerza la verdad allí donde no quieren recibirla, no es menos cierto que debemos sabiamente diseminar el conocimiento de Dios entre la humanidad, a fin de que "ninguno de estos pequeñitos tenga hambre" a causa de nuestro egoísmo o indiferencia. "Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas".
Los viejos escritores místicos estaban tan conscientes de estos peligros que, con su don de alegoría, han representado al alma en el camino ascendente como un viajero detenido en cada vuelta y sometido a diversas pruebas antes de poder seguir. Si lograba pasar las pruebas satisfactoriamente, podía continuar adelante con la bendición de quien lo había desafiado. Pero si, desafortunadamente, fallaba, se le negaba el paso.
Ocurre que algunas almas con escasa experiencia, ansiosas por un rápido progreso, desean imprudentemente someterse a toda clase de pruebas, y aun se ponen a buscar dificultades que vencer, como si sus propios caracteres no les presentasen ya amplia ocasión para ejercitarse. Olvidan la sabia réplica de nuestro Señor en el desierto: "No tentarás al Señor tu Dios", como está escrito, y los resultados de obrar en contra son siempre desastrosos. Es por eso que Jesús ha insertado esta cláusula, en la cual pedimos que se nos libre de todo aquello que sea demasiado para nosotros de acuerdo con nuestro nivel espiritual. Pero si somos sensatos orando diariamente por sabiduría, inteligencia, pureza, y la guía del Espíritu Santo, jamás nos veremos en presencia de ninguna dificultad contra la cual no sean suficientes nuestros propios recursos para vencerla. "Ninguna plaga tocará tu morada." "He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo."

domingo, 7 de septiembre de 2008

Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores...


Esta cláusula es el centro de gravedad de la Oración; la llave estratégica de todo el Tratamiento Espiritual. Notemos que Jesús ha compuesto esta maravillosa Oración de tal manera que corresponde perfectamente a los estados sucesivos del desarrollo del alma, y del modo más conciso y eficaz. No omite nada que sea indispensable para nuestra salvación, y, sin embargo, tan concisa es que no sobra ni un pensamiento ni una palabra. Cada idea ocupa su lugar en un orden lógico y armonioso. Algo más sería redundancia; algo menos la dejaría incompleta. Este punto que tratamos ahora concierne al factor crítico de perdonar las ofensas.
Habiéndonos dicho lo que es Dios, lo que es el hombre, cómo funciona el universo, cómo hemos de hacer nuestra parte —la salvación de la humanidad y de nuestras propias almas— nos explica cuál es nuestro verdadero alimento o provisión, y la manera de obtenerlo; y ahora viene la cuestión del perdón de los pecados.
El perdón de los pecados es el problema central de la vida. El pecado es una sensación de estar separados de Dios, y es la tragedia mayor en toda la experiencia humana. Por supuesto que sus raíces están en el egoísmo; el pecado es un esfuerzo para obtener un bien al cual no tenemos derecho en justicia. Es una sensación de una existencia exclusivamente personal, aislada, egoísta, mientras que la Verdad del Ser es que todo es Uno. Nuestro ser real es Uno con Dios, inseparable de Él, expresando Sus ideas, testificando de Su naturaleza —el Pensamiento dinámico del Espíritu. Y como todos somos Uno con el gran Todo del que somos espiritualmente una parte, de esto se deduce que somos uno con todos los hombres. Precisamente porque "en El vivimos y nos movemos y somos", todos, en un sentido absoluto, somos esencialmente uno.
El mal, el pecado, la caída del hombre, representan la negación de esta idea en nuestros pensamientos. Tratamos de vivir sin Dios, de pasamos sin Él, como si tuviésemos una vida independiente, un espíritu separado; como si nuestros proyectos, nuestros fines, nuestros intereses fuesen distintos de los Suyos. Si tal fuese la verdad, la vida del universo no sería coordinada y armoniosa, sino un caos de rivalidades y de luchas; siendo separados de nuestro prójimo, podríamos injuriarle, robarle, herirle, o hasta destruirle, sin ningún perjuicio para nosotros mismos, más aún, cuanto más quitáramos a los otros, tanto más tendríamos en nuestro provecho. Mientras más pensásemos en nuestros propios intereses y más indiferentes fuésemos al bienestar de los demás, tanto más poseeríamos. De ello se seguiría naturalmente que nuestros prójimos tratarían de pagamos con la misma moneda, y, de ser ello la verdad, el universo entero se regiría por la ley de la jungla, y acabaría por destruirse a sí mismo en la anarquía creada por su propia flaqueza. Afortunadamente, ése no es el caso, y ahí reside la alegría de la vida.
No cabe duda que muchas personas se conducen como si creyesen que la verdad es así, y muchas otras, que aparentemente no lo creen, tienen, sin embargo, un sentimiento vago de que es así como están organizadas las cosas, no obstante que su conducta no corresponda a tal noción. Y es aquí precisamente donde se encuentra la verdadera base del pecado en todas sus manifestaciones, resentimiento, condena, celos, remordimientos, y toda la infinita gama del mal.
Esta creencia en una vida independiente y separada es el pecado primitivo, y antes de esperar algún progreso en nuestra vida espiritual, hemos de tomar el cuchillo y cortar esta cosa maligna de una vez para siempre. Sabiendo esto. Jesús insertó en el punto crítico de la oración una declaración cuidadosamente preparada, destinada a dar cumplimiento a Su fin y al nuestro. Su cláusula con respecto al perdón nos coloca en un trance definido, sin posibilidad alguna de escape, evasión, reserva mental o subterfugio de ninguna clase, a llevar a cabo el gran sacramento del perdón en toda su amplitud y poderoso alcance.
Cuando repetimos inteligentemente la Gran Oración con reflexión y sinceridad, nos encontramos de repente, por decirlo así, en un callejón sin salida, no quedándonos más remedio que hacer frente al problema. Tenemos positiva y definidamente que perdonar a todo aquél a quien de alguna manera debamos perdón, principalmente a aquellos que nos han ofendido. Jesús no deja lugar para ningún posible rodeo en este aspecto tan importante. Él compuso Su oración con más habilidad que la que ningún abogado desplegaría jamás en redactar un contrato. De tal manera la ha formulado que, una vez fija en ella la atención, nos es preciso, o perdonar a nuestros enemigos con toda sinceridad, o nunca jamás repetir tal oración. Si tratamos de recitarla sin perdonar de todo corazón, es probable que no podamos terminarla. Este gran precepto central se nos adherirá en la garganta.
Notemos cuidadosamente que Jesús no dice, "Perdóname mis deudas y yo trataré de perdonar a los otros". O "Veré si puedo hacerlo", o "Yo voy a perdonar en general, pero reservándome ciertas excepciones". Él nos obliga a declarar que hemos perdonado en verdad, y perdonado a todos, y es de este perdón que depende el nuestro. ¿Quién es aquél que posee gracia suficiente para decir sus oraciones, sin anhelar al mismo tiempo el perdón u olvido de sus propios errores y faltas? ¿Quién sería tan insensato como para buscar el Reino de Dios sin desear el verse redimido de su propio sentimiento de culpabilidad? Nadie, sin duda. Pues de la misma manera nos encontramos cogidos en la proposición ineludible de que no podemos demandar nuestra libertad, antes de que hayamos liberado a nuestro hermano.
El perdón de las ofensas es el vestíbulo del Cielo, y Jesús, sabiéndolo, nos ha conducido a la puerta. Hemos de perdonar a todo aquél que nos haya ofendido de alguna manera, y dejar fuera toda censura de la conducta de otros, si queremos entrar. Al mismo tiempo —cosa no menos importante— hemos de liberamos de todo sentimiento de propia condenación o remordimiento. Hemos de perdonar a los otros, y, habiendo cesado de incurrir en nuestros pecados, nos es preciso aceptar que Dios también los perdona a ellos, o no podremos alcanzar ningún progreso espiritual. Uno tiene que perdonarse a sí mismo, pero no podrá hacerlo sinceramente hasta que no haya perdonado a otros primero. Habiendo perdonado a otros, uno debe estar listo para otorgarse su propio perdón, porque rehusar hacerlo entraña solamente orgullo espiritual. Y por este pecado cayeron los ángeles. Nunca se insistirá demasiado en este punto; es necesario perdonar. Probablemente existe muy poca gente en el mundo que alguna vez no haya sido ofendida, o maltratada, o despreciada, o injuriada, o incomprendida, o tratada injustamente de alguna manera por alguien. Estas heridas viejas se ocultan en la memoria formando abcesos supurantes, y no hay más que un remedio, extirparlas y arrojarlas fuera. Y para eso no hay más que un método: el perdón.
Desde luego, nada hay tan fácil en el mundo como perdonar a quienes no nos han hecho mucho daño; nada es tan fácil como olvidar las pérdidas insignificantes. Todo el mundo está dispuesto a hacer esto. Pero la Ley del Ser nos exige no solamente el perdón de esas bagatelas, sino también de aquellas cosas tan duras de perdonar que al principio nos parece de todo punto imposible hacerlo. El corazón dolorido exclama: "Eso es mucho pedir. Tal cosa me ha herido demasiado. Es imposible. No puedo perdonarlo." Pero el Padre Nuestro pone como condición a nuestro perdón, que es escape de limitación y de culpa, el perdón de los otros. No hay alternativa para esto; tiene que haber perdón no importa cuán hondamente hayamos sido ofendidos, o cuán terriblemente hayamos sufrido. Tenemos que perdonar.
Si nuestras oraciones no obtienen respuesta, indaguemos en nuestra conciencia y veamos si hay alguien a quien todavía no hayamos perdonado. Tratemos de descubrir si no hay algún viejo motivo que nos mantenga llenos de resentimiento. Busquemos, no sea que aún alberguemos un sentimiento de hostilidad (tal vez escondido en la convicción íntima de que es nuestro derecho) contra algún individuo, grupo, nación, raza, clase social, determinado movimiento religioso que desaprobamos, un partido político, etc. Si es así, entonces hay una acción de perdón que tenemos que llevar a cabo, y cuando lo hagamos, probablemente podremos demostrar en nuestra vida la Presencia de Dios. Si no podemos perdonar en el presente, tendremos que aguardar hasta que podamos ver realizadas en nosotros las obras de Dios, y también tendremos que posponer la recitación del Padre Nuestro, so pena de colocamos en la posición de no desear el perdón de Dios.
Liberar a otros significa liberarse uno mismo, porque el resentimiento es en realidad una forma de sujeción. Es una Verdad Cósmica que se necesitan dos para hacer un prisionero —el propio prisionero y su guardián—. No se puede ser prisionero de sí mismo; cada prisionero debe tener su carcelero, y éste pierde la libertad tanto como su cautivo. Mientras alimentamos resentimiento contra cierta persona, estamos atados a ella por un enlace cósmico, por una verdadera cadena de carácter espiritual. Estamos cósmicamente unidos a lo que odiamos. La única persona tal vez a quien aborrecemos en el mundo, es la misma a quien nos unimos por una cadena más fuerte que el acero. ¿Es eso lo que deseamos? ¿Es ésa la condición en la que queremos seguir viviendo? Recordemos que pertenecemos a la cosa a la cual estamos atados en pensamiento, y que, si ese enlace subsiste, tarde o temprano el objeto de nuestro rencor intervendrá de nuevo en nuestra vida, probablemente para causar nuevas calamidades. ¿Estamos dispuestos a arrostrar tal contingencia? Sin duda que no. En ese caso la única manera de liberamos es cortar los lazos que nos hacen vulnerables por un acto puro de perdón. Desatemos el objeto de nuestro resentimiento, y dejémoslo ir. Mediante el perdón nos libramos a nosotros mismos, y salvamos nuestra alma. Y como la Ley del Amor es la misma para todos, ayudamos también a nuestro ofensor a liberar la suya.
Pero ¿cómo, en el nombre de todo lo que es sabio y bueno, se llevará a cabo el acto mágico del perdón, cuando hemos sido tan profundamente lastimados que, aunque lo hemos deseado con todo el corazón, nos ha sido completamente imposible perdonar, y habiéndolo intentado una y otra vez hemos encontrado la tarea más allá de nuestras fuerzas?
La técnica del perdón es suficientemente simple, y no difícil de poner en práctica tan pronto la entendamos. La única cosa esencial es la voluntad de perdonar. Una vez sentado que deseamos perdonar a nuestro ofensor, la mayor parte de la obra está hecha ya. El acto de perdonar se convierte para muchos en un fantasma porque mantienen la impresión errónea de que perdonar a una persona implica al mismo tiempo, que tal persona nos agrade. Felizmente no es éste en modo alguno el caso —no se trata de que nos guste alguien por quien no sentimos espontánea simpatía, y en verdad no es posible sentir agrado hacia otros por obligación—. Tratar de hacerlo equivale a querer sujetar el viento en la mano cerrada, y si uno persiste en forzarse a sí mismo a hacer tal, terminará por aborrecer a su ofensor en grado aún mayor que antes. Muchos buenos cristianos solían pensar que, cuando alguien los ofendía mucho, era su deber cultivar un sentimiento de amistad y cariño hacia quien los maltrataba; y como tal cosa es de todo punto imposible, resultaba que caían en tristes estados de abatimiento y confusión, que terminaban necesariamente en una deplorable sensación de fracaso y de pecado. No estamos obligados a sentir amistad por nadie, a no ser espontáneamente; pero si estamos bajo la ineludible obligación de amar a todos; amor o caridad, como lo llama la Biblia, que significa un sentimiento activo e impersonal de buena voluntad. Esta actitud no tiene directamente nada que ver con nuestras simpatías individuales, aunque va siempre seguida, tarde o temprano, por una maravillosa sensación de paz y felicidad.
Este es el método para llevar a cabo el perdón: Apartémonos a donde podamos estar en quietud; repitamos una oración de nuestra preferencia, o leamos un capítulo de la Biblia. Entonces repitamos serenamente, "Yo perdono libre y totalmente a X; lo libero y lo dejo ir. Perdono sin reservas todo lo tocante a este asunto. En todo lo que a mí me concierne, está terminado para siempre. Dejo al Cristo que está en mí toda mi carga. Ahora X está libre y yo también. Le deseo bien en cada fase de su vida. Nuestro incidente ha terminado del todo. La Verdad de Cristo nos ha hecho libres a los dos. Doy gracias a Dios". Entonces levantémonos y vayamos a lo que nos interesa. Bajo ningún concepto repitamos esta operación de perdonar, porque se entiende que lo hemos hecho de una vez para siempre, y hacerlo una nueva vez significaría tácitamente que hemos repudiado lo hecho con anterioridad. Después, siempre que el recuerdo del ofensor o de la ofensa venga a nuestra mente, bendigámosle brevemente, y echemos fuera tal pensamiento. Hagamos esto cuantas veces tal pensamiento nos inquiete. Volverá cada vez con menos frecuencia, y terminaremos olvidándolo del todo. Luego, es posible que tras un intervalo más o menos largo el viejo incidente vuelva a la memoria una vez más, pero entonces comprobaremos que toda la amargura y resentimiento han desaparecido, y que ambos estamos libres, con esa libertad perfecta que conocen los hijos de Dios. El acto de perdón ha sido completo, y una maravillosa experiencia de gozo inundará nuestro ser como manifestación positiva de la Presencia de Dios en nuestra vida.
Todo el mundo debería practicar el perdón general todos los días. Cuando hagamos nuestras preces diarias decretemos una amnistía general, perdonando a cada uno que pueda habernos herido de alguna manera, pero sin particularizar en lo más mínimo. Simplemente digamos: "Con todo el corazón perdono a todos." Luego, si durante el día viene el sentimiento de rencor a nosotros, bendigamos brevemente al culpable, y fijemos la atención en otra cosa. Tal actitud disipará todo resentimiento y toda condenación; tendrá una influencia vivificante en nuestra salud y felicidad, y en verdad efectuará en nosotros un cambio revolucionario.
(Tomado del libro "El Sermón del Monte" Emmet Fox - Serapisbey Editores.

El pan nuestro de cada día dánoslo hoy...


Porque somos los hijos de un Padre que nos ama, podemos esperar de El todo lo que necesitamos. De manera natural y espontánea los niños esperan recibir de sus padres todo lo que les falta, y de igual manera debemos nosotros contar con Dios. Si con fe y conocimiento lo hacemos así, jamás esperaremos en vano.
Es la voluntad de Dios que nuestras vidas sean sanas, felices, abundantes en experiencias de dicha;
que progresemos libre y constantemente, día tras día y semana tras semana, a medida que vamos adelante en el camino que conduce a la perfección. Para ese fin hemos menester alimento, ropas, abrigo, medios de viajar, libros, etc; sobre todo necesitamos libertad, y la Oración incluye todas estas cosas en la palabra pan. El pan, es decir, no significa solamente el alimento, sino todo lo que el hombre necesita para disfrutar una vida sana, feliz, libre y armoniosa. Pero para obtener esos bienes tenemos que demandarlos, no necesariamente en detalle, pero tenemos que pedirlos, reconociendo a Dios, y sólo a Dios, como la fuente de todo nuestro bien. Toda privación será siempre explicable por el hecho de que hemos buscado nuestros bienes en alguna fuente secundaria, en vez de recurrir a Dios mismo, el Autor y Dispensador de la vida.
Generalmente pensamos que nuestros recursos financieros nos vienen de nuestras inversiones, o de ciertos negocios, o tal vez de nuestro patrón; cuando en verdad éstos no son más que los canales por los cuales nos viene lo que la Fuente Eterna provee. El número de canales es infinito; la Fuente es Una. El medio particular por el cual recibimos nuestros recursos de hoy, cambiará probablemente mañana, porque el cambio es ley cósmica en la manifestación de la vida. El estancamiento es la muerte, pero en tanto comprendamos que la Fuente de nuestras posesiones es el Espíritu inmutable, todo va bien. Si un canal se obstruye, otro se abrirá inmediatamente. Por otra parte, si creemos, como la mayoría, que ese medio particular es la fuente de nuestra prosperidad, tan pronto como se obstruya, lo cual ocurre a menudo, nos encontraremos en la pobreza porque creemos que la fuente se ha secado —y los efectos en el plano físico son siempre tal y como nos los imaginamos.
Tomemos el ejemplo de un hombre que considera su profesión como la única fuente de sus recursos, y supongamos que, por una u otra razón, pierde su puesto. Debido a que él cree que su posición es su única fuente de ingresos, el perderla significará, naturalmente, que sus ingresos cesan. De esta manera tiene que dedicarse a buscar nuevo trabajo, y acaso transcurra un largo tiempo durante el cual se vea prácticamente en la pobreza. Pues bien, si tal hombre, mediante la comunión espiritual diaria, hubiese comprendido a Dios como el único dispensador de sus bienes y a su puesto sólo como el camino particular por donde venían, entonces, al cerrarse el que antes tenía, otro —y probablemente uno mucho mejor— se habría abierto inmediatamente. Si su confianza hubiese estado en Dios como fuente de sus recursos —en Dios, que es inmutable, infalible, eterno—, entonces nueva ayuda le habría llegado de alguna parte, a través de cualquier canal, de la manera más fácil posible.
En un caso precisamente igual un hombre de negocios puede encontrarse obligado, por razones que están fuera de su alcance, a cerrar su empresa; o aquél cuyos recursos consisten en bonos y acciones puede encontrar un día que sus valores han bajado a cero, debido a acontecimientos inesperados en la bolsa, o a alguna catástrofe en una fábrica o una mina. Si este hombre considera su negocio o sus inversiones como su fuente de recursos, creerá entonces que tal fuente se ha secado, y lógicamente sufrirá las consecuencias; mientras que si su confianza descansa en Dios, permanecerá en cierto modo indiferente al canal por el cual recibe, que será fácilmente suplantado por uno nuevo. En suma, debemos ejercitamos en considerar a Dios como la Causa o Fuente de donde nos viene todo lo que necesitamos, que ya el canal —cosa enteramente secundaria— vendrá por sí mismo.
En su sentido más importante y profundo, nuestro pan de cada día significa la realización de la Presencia de Dios —la íntima convicción de que Dios no es solamente un nombre, sino la Gran Realidad—; la seguridad de que, porque Él es Dios, perfectamente bueno, omnipotente, sabio y misericordioso, no tenemos nada que temer; que podemos confiamos a Él porque Él se encargará de nosotros, que Él quiere proveemos de todo lo que hemos menester, enseñarnos todo lo que necesitamos saber, y guiar nuestros pasos de tal manera que no cometamos errores. Éste es el sentido de Emmanuel, o Dios con nosotros; y sepamos que eso significa, sin lugar a duda, cierto grado de actual realización, es decir, cierta experiencia consciente, y no un mero reconocimiento teórico del hecho; no simplemente hablar de Dios, por muy bellamente que lo hagamos, o pensar acerca de Él, sino tener de El una experiencia real en algún sentido. Cierto que debemos empezar por pensar en Dios, pero esto debe conducir a la realización de su Presencia, que es el pan, o maná. He aquí el punto esencial. La realización, o experiencia de Dios, es lo que importa. Ella es lo que marca el progreso del alma, lo que asegura la demostración; o la manifestación de Dios en nosotros. La realización, que nada tiene que ver con elegantes teorizaciones de palabras, es "la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven". Tal es el Pan de Vida, el maná oculto; cuando uno lo tiene, posee todas las cosas en verdad y en hechos. Jesús se refiere varias veces a esta experiencia como pan, porque es el alimento del alma, tal como el alimento material es para la nutrición del cuerpo. Con esta sustancia el alma se desarrolla y se fortalece; privada de ella se marchita y atrofia.
El más corriente error, por supuesto, es pensar que basta un reconocimiento formal de Dios, o que hablar de las cosas divinas, por más poéticamente que se haga, es lo mismo que poseerlas; pero esto es exactamente lo mismo que suponer que mirar un plato de alimento o discutir acerca de la composición química de sus ingredientes, equivale a comérselo. Tal error es la explicación al hecho de que mucha gente ora durante largos años sin resultados; porque si la oración es una fuerza viva, es imposible orar sin que algún resultado se produzca.
La realización no se obtiene por mero deseo; ha de venir naturalmente como resultado de la oración metódica diaria. Buscarla por el poder de la voluntad es la vía más segura para no llegar a ella. Oremos con regularidad serenamente, recordando que todo esfuerzo o agonía mental se frustra a sí misma, y luego, tal vez cuando menos la esperemos, como ladrón en la noche, la realización vendrá. Mientras tanto, es bueno saber que toda clase de dificultades prácticas pueden ser vencidas por la oración sincera, aun sin que ocurra una realización consciente. Hemos sabido de algunas personas que han tenido sus mejores demostraciones con un grado mínimo de realización; pero en general no logramos el sentimiento de seguridad y bienestar, al cual tenemos derecho hasta que percibamos en nosotros mismos la Presencia Divina.
Otra razón por la cual la Presencia de Dios es simbolizada por un alimento, es que la acción de ingerir nuestro sustento material es esencialmente algo que debe ser hecho por nosotros mismos. Nadie puede asimilar alimento por otro. Podemos emplear criados para que hagan toda otra clase de menesteres; pero hay una cosa que tiene que ser realizada por uno mismo: comer el propio alimento. De la misma manera, nadie puede realizar por nosotros la Presencia de Dios. Podemos y debemos ayudar a otros a sobrellevar determinadas dificultades: "Sobrellevad los unos las cargas de los otros", pero nadie puede pensar ni sentir por nosotros, y el acto de ver en espíritu la "sustancia" y la "demostración" de la Presencia Divina no puede ser cumplido sino por el individuo mismo.
Hablando de este "pan de vida". Jesús lo llama el "pan cotidiano". La razón de ello es muy fundamental: nuestro contacto con Dios debe ser latente y vivo. Es nuestra actitud real hacia Dios lo que gobierna nuestro ser. "He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de la salvación." La cosa más fútil del mundo es tratar de vivir un concepto que pertenece al pasado. La cosa que tiene verdadero valor espiritual en nuestra vida es verificar la Presencia de Dios aquí y ahora. Nuestra más débil realización de hoy tiene infinitamente más poder de ayudamos que la más viva de ayer. Seamos agradecidos por nuestras experiencias pasadas, sabiendo que ellas quedan con nosotros para siempre en el cambio que han operado en nuestro ser, pero no confiemos un ápice en ellas para nuestras necesidades de hoy. El Espíritu Divino Es, y el flujo y reflujo de la aprehensión humana no lo hace cambiar. El maná del desierto en el Antiguo Testamento, es el prototipo de esto. Las tribus que vagaban por el desierto recibieron la promesa de que les caería del cielo cada día una cantidad de maná suficiente para las necesidades de cada uno de ellos, con la advertencia de que no guardasen nada para el día siguiente. Bajo ningún concepto debían comer los alimentos del día anterior, y los que desobedecían eran castigados con la pestilencia o la muerte.
Así es con nosotros. En tanto tratemos de sustentamos en nuestra realización de ayer, estamos tratando de vivir en el pasado; y vivir en el pasado es morir. El arte de la vida es vivir en el presente, y hacer cada momento actual tan perfecto como sea posible, cayendo en la cuenta de que somos instrumentos y la expresión misma de Dios. La mejor manera de preparamos para mañana es hacer que el día de hoy sea todo lo que debe ser.
(Tomado de el libro El Sermón del Monte - Emmet Fox - Serapisbey Editores)

miércoles, 13 de agosto de 2008

VENGA A NOSOTROS TU REINO ...


Hágase Tu voluntad como en el cielo así también en la Tierra.
El hombre como manifestación o expresión de Dios tiene un destino ilimitado. Su obra consiste en expresar en forma concreta y definida las ideas abstractas que Dios le proporciona, y para hacer esto necesita estar dotado de poder creador. Si el hombre careciese de este poder creativo, sería solamente una máquina, un autómata manejado por Dios. Pero el hombre no es un autómata; es una conciencia individualizada. Dios se individualiza en un número infinito de puntos focales de conciencia, cada uno diferente del otro; en consecuencia, cada uno de esos puntos está dotado de una capacidad distinta de percepción, de una manera individual de apreciar el universo. Notemos cuidadosamente que la palabra "individuo" significa "indiviso". La conciencia de cada ser es distinta de la de Dios y de la de los otros, y no obstante no pueden ser separadas. ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo pueden dos cosas ser una sin ser idénticas? La respuesta es que ello no es posible en el plano material, que es limitado; pero sí en el reino del Espíritu, que es infinito. Con nuestra conciencia presente, limitada y tridimensional, no podemos ver esto; pero podemos comprenderlo intuitivamente a través de la oración.
Si Dios no se individualizara, no habría más que una experiencia; pero es lo cierto que existen tantos universos como individuos, quienes los conciben por el acto de pensarlos.
"Venga tu Reino" significa que es nuestro deber estar siempre ocupados en ayudar a establecer el Reino de Dios en la tierra, a manifestar en el plano terrestre cada vez más y más las ideas de Dios. Tal es nuestra misión aquí. El decir antiguo de que "Dios tiene un plan para cada hombre, y tiene uno para tí", es perfectamente correcto. Para cada uno de nosotros Dios tiene proyectos maravillosos; Él ha planeado una profesión espléndida, llena de interés, vida y alegría, para cada uno, y si nuestras vidas son insípidas, o limitadas, o mezquinas, no tiene Él la culpa, sino nosotros.
Si solamente descubrimos este plan que Él nos ha trazado individualmente, y lo llevamos a cabo, todas las puertas se abrirán ante nosotros; todos los obstáculos en nuestro camino se desvanecerán; disfrutaremos del éxito; no nos faltará el dinero que necesitemos, y seremos gloriosamente felices.
Hay un verdadero lugar en la vida para cada uno de nosotros, que nos dará la seguridad y la felicidad completas, si sabemos hallarlo. Si no encontramos ese lugar, no conoceremos nunca la felicidad ni la seguridad, no importan todos los demás bienes que poseamos. Nuestro verdadero lugar es el único donde podemos poner de manifiesto el Reino de Dios, y decir con verdad, "Venga tu Reino".
Nosotros hemos visto cuán a menudo el hombre ejecuta su libre albedrío de una manera negativa. Se permite a sí mismo pensar erróneamente, con egoísmo, y este pensar injusto le acarrea toda suerte de dificultades. En lugar de comprender que su función esencial es expresar a Dios, estar siempre ocupado en los asuntos de Dios, él trata de dedicarse a sus propios asuntos. Todos nuestros males se originan en esta insensatez. Abusamos de nuestro libre albedrío, tratando de obrar sin Dios; y las consecuencias naturales son todos los males, como la enfermedad, la pobreza, el pecado, las penas, y finalmente la muerte física. Ni por un instante debemos tratar de vivir para nosotros mismos, o hacer nuestros planes sin contar con Dios, o suponer que podemos ser felices o alcanzar éxito en cualquier otro camino que no sea el de la Voluntad de Dios. Sea cual fuere nuestro deseo, tanto si concierne a nuestro trabajo diario, a nuestros deberes en el hogar, a nuestras relaciones con el prójimo, o a nuestros proyectos personales, si buscamos nuestro bienestar personal en vez de servir a Dios, estamos guardando para nosotros toda clase de obstáculos, desilusiones e infelicidades, no obstante lo que las apariencias muestren en ese momento. Mientras que si nos disponemos a obrar conforme a lo que, mediante la oración, entendemos es Su Voluntad, entonces nos estamos asegurando el éxito, la libertad, el gozo, por mucho sacrificio y autodisciplina que ello pueda requerir temporalmente.
Lo que nos trae cuenta es poner en armonía lo antes posible toda nuestra naturaleza con la Voluntad de Dios, manteniendo una constante comunión espiritual con El y observando una serena y continua vigilancia. "Nuestra voluntad es nuestra para hacerla Tuya."
"En Su Voluntad está nuestra paz", dijo Dante, y La Divina Comedia es en verdad un estudio de estados fundamentales de la conciencia: el Infierno es la condición del alma que trata de vivir sin Dios; el Paraíso, el alma que ha llegado a la unidad conciente con la Voluntad Divina; y el Purgatorio, el alma que lucha para pasar de un estado al otro. Fue este sublime conflicto del alma lo que arrancó del corazón del gran Agustín este grito: "Tú nos has hecho para Ti y nuestros corazones están inquietos hasta que no reposan en Ti."
(Tomado de el libro El Sermón del Monte - Emmet Fox . SErapis Bey Editores)

QUE ESTAS EN LOS CIELOS ...


Después de probar claramente que Dios es el Padre de los hombres, y que todos los hombres son hermanos, Jesús sigue explicando la naturaleza de Dios y describiendo los hechos fundamentales de la existencia. Habiendo demostrado que Dios y el hombre son Padre e hijo. Él expone sus funciones respectivas en el sistema del universo. Explica que es propio de la naturaleza de Dios estar en los cielos, y del hombre estar en la Tierra, porque Dios es Causa y el hombre es manifestación. La expresión de una causa no puede ser la causa misma, y contra tal confusión debemos mantenemos en guardia. Aquí la palabra "cielos" —de acuerdo con la fraseología religiosa— significa Presencia de Dios. En términos metafísicos Dios es lo Absoluto, porque su reino es el reino del Ser Puro e Incondicionado, de las ideas arquetipos. La palabra "Tierra" quiere decir manifestación, y es la función del hombre manifestar o expresar a Dios. En otras palabras. Dios es lo Infinito y la Causa Perfecta de todas las cosas; pero la Causa ha de ser expresada, y Dios se expresa a si mismo por medio del hombre. El destino del hombre es expresar a Dios por toda suerte de medios gloriosos y maravillosos. Vemos parte de esta expresión en lo que le rodea; primero su cuerpo, que es sólo la parte más íntima de su encamación; luego su casa, su trabajo, su recreación, en suma, su expresión completa. Expresar quiere decir hacer salir, sacar a la luz lo que ya existe implícitamente. Cada detalle o incidente de nuestra vida es la manifestación o expresión de algo que ya existe en el alma.
Algunos de estos puntos pueden parecer un poco abstractos al principio; pero como los conceptos falsos acerca de la relación entre Dios y el hombre son precisamente la causa de todas nuestras dificultades, vale la pena que nos tomemos la molestia de aprender bien la índole de tal relación. Vivir en la manifestación sin preocupamos por la Causa, es ateísmo o materialismo, que sabemos adónde conducen. Y tratar de tener la Causa sin la manifestación hace al hombre suponerse un dios personal, y esto frecuentemente termina en megalomanía o en la parálisis de la expresión. Lo que importa saber es que Dios está en los cielos y el hombre en la Tierra, y que cada uno tiene su propio papel en el orden universal. Aunque son Uno, no son idénticos. Jesús establece cuidadosamente esta distinción cuando dice: "Padre Nuestro que estás en los cielos".
En la Biblia, como en otras partes, el "nombre" de una cosa significa al mismo tiempo su naturaleza esencial y su carácter; por eso, cuando se nos dice lo que es el nombre de Dios, se nos dice lo que es Su naturaleza, y Su nombre o naturaleza, dice Jesús, es "Santificado". Pero, ¿qué significa la palabra "santificado"? Si seguimos su origen etimológico vemos que pertenece al mismo grupo que "santo", "sano", "salud", "saludable". De manera que la naturaleza de Dios se nos revela, no solamente digna de nuestra veneración, sino completa y perfecta —enteramente buena—. De aquí se derivan notables consecuencias. Estamos de acuerdo en que un efecto es siempre de la misma naturaleza que la causa que lo produce, por lo tanto, como quiera que Dios es santificado, todo lo que de Él proceda no podrá ser menos que santificado también. Así como el rosal no puede producir lirios, no puede venir de Dios más que el bien perfecto. O como nos dice la Biblia, "Una misma fuente no puede hacer brotar aguas dulces y saladas". De todo esto se desprende que Dios no puede, como la gente piensa a veces, enviar la enfermedad, o la adversidad, o los accidentes, ni mucho menos la muerte, porque esas cosas se contradicen con Su naturaleza. "Santificado sea tu nombre" significa, "Tu naturaleza es esencialmente buena y sólo Tú eres autor del bien perfecto". "Muy limpio eres tú de ojos para contemplar el mal y no puedes soportar [la vista] de la miseria." (HAB. 1, 13).
Si pensamos que nuestras dificultades han sido enviadas por Dios, no importa cuán buena nos parezca la razón, estamos dando poder a tales dificultades, y esto hará muy difícil que nos libremos de ellas.
(Tomado de el libro EL Sermón del Monte - Emmet Fox - Serapis Bey Editores Panamá)

PADRE NUESTRO ...


Estas dos palabras por sí solas constituyen un sistema de teología completo y preciso. En ellas se fija clara y distintamente la naturaleza y carácter de Dios. Resumen la verdad del Ser. Nos dicen todo lo que el hombre necesita saber acerca de Dios, acerca de sí mismo y acerca de su prójimo. Todo lo que a ellas se añada puede ser sólo a guisa de comentario, pues muy bien podría oscurecerse y complicarse el sentido verdadero del texto. Oliver Wendell Holmes dijo: "Toda mi religión está contenida en las dos primeras palabras del Padre Nuestro." Y la mayoría de nosotros nos encontramos en pleno acuerdo con él.
Notemos lo conciso y directo de la afirmación, Padre Nuestro. En esta cláusula Jesús establece de una vez para siempre que la relación entre Dios y el hombre es la de Padre e hijo. Esto quita toda posibilidad de que Dios pueda ser ese tirano cruel e implacable que nos presenta a menudo la teología, cual déspota oriental gobernando a esclavos serviles. Sabemos bien que los padres, sean cuales fueren sus defectos en otro sentido, tratan de hacer siempre todo lo mejor que pueden por sus hijos. Desgraciadamente, existen padres crueles que proceden contra esta regla natural, pero son tan excepcionales que los periódicos los estigmatizan. Hablando de la misma verdad. Jesús dijo también? "Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quien se las pide!"; y por eso empieza su Oración estableciendo el carácter del pacto de Dios como Padre perfecto con sus hijos.
Notemos que esta cláusula, que fija la naturaleza de Dios, establece al mismo tiempo la naturaleza del hombre; porque si el hombre es hijo de Dios, necesariamente tiene que participar de Su naturaleza, ya que la naturaleza de los hijos es invariablemente similar a la de los padres. Es una ley cósmica que "de tal padre tal hijo". No es posible para un rosal producir lirios o para una vaca dar a luz a un potrito. La prole, pues, es y tiene que ser de la misma naturaleza que los padres; y, así como Dios es Espíritu Divino, el hombre tiene que ser esencialmente Espíritu Divino también, no importa si las apariencias dicen lo contrario.
Pero detengámonos aquí un instante y tratemos de damos cuenta del progreso inmenso que hemos realizado al comprender la enseñanza de Jesús a este respecto. ¿No es evidente que así Él eliminó de un golpe el noventa por ciento de la vieja teología, con su Dios vengativo, sus almas predestinadas, su fuego eterno del infierno y todas las otras horribles creaciones concebidas por imaginaciones enfermas y atormentadas? Dios existe. Y el Eterno, el Todopoderoso, el Omnipresente, es el Padre misericordioso de la humanidad.
Si meditásemos en este hecho lo bastante para comprender, aun parcialmente, lo que en verdad significa, la mayoría de nuestras dificultades se encontrarían resueltas y nuestras enfermedades desaparecerían, porque sus raíces hallan sustento en el temor. Y la causa fundamental de toda dificultad es el temor. Si pudiésemos entender, tan sólo en parte, que esta
Sabiduría Divina es nuestro vivo y amante Padre, casi todos nuestros temores desaparecerían. Y si pudiésemos comprenderlo completamente, toda cosa negativa en nuestra vida se disiparía, y la perfección de nuestra existencia sería una demostración de nuestra perfecta condición espiritual. Así podemos ver cuál era el propósito de Jesús al expresar esta cláusula en primer lugar.
Seguidamente vemos que la Oración no dice "Padre Mío", sino "Padre Nuestro", lo cual significa, sin ningún lugar a duda, el hecho verdadero de la fraternidad de los hombres. Ello fuerza nuestra atención desde el principio a fijarse en el hecho de que todos los hombres son ciertamente hermanos, hijos de un mismo Padre; y que "No hay ya judío o griego, no hay siervo o libre, no hay hombre o mujer", (GAL. 3, 28); porque todos los hombres son hermanos. Aquí Jesús, al establecer su segundo punto, pone fin a todos los disparates absurdos tocantes a una raza elegida, o a la superioridad de un grupo sobre otro. El disipa la ilusión de que los hombres de cierta nación, raza, color o clase social sean superiores a otros. La creencia en la superioridad del grupo al que uno pertenece, el "rebaño", como lo llaman los psicólogos, es una ilusión a la que es muy dado el género humano, pero que no tiene lugar en la doctrina de Jesús. Él establece que lo que señala la posición de un hombre es la condición espiritual de su propia alma, y mientras esté siguiendo el camino espiritual no existe diferencia alguna con respecto al grupo al que pertenezca.
Como consecuencia final de estas palabras se desprende el mandamiento de que debemos orar no solamente por nosotros mismos, sino por toda la humanidad. Todo investigador de la Verdad debería observar el pensamiento de la Verdad del Ser para toda la raza humana por lo menos un momento cada día, porque ninguno de nosotros vive para sí mismo ni para sí muere. Somos, en verdad —y en un sentido más literal de lo que generalmente se cree— miembros de un solo cuerpo.
Así empezamos a ver que es mucho más de lo que superficialmente aparece, el sentido que encierran las simples palabras "Padre Nuestro". Simples —y aún podríamos decir inocentes— Jesús ha escondido en ellas un explosivo espiritual capaz de destruir todo sistema hecho por el hombre que mantenga esclavizada a la humanidad.
(Tomado de el libro El Sermón del Monte - Emmet Fox - Serapisbey Editores)

domingo, 10 de agosto de 2008

'Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia: porque de ellos es el reino de los cielos.

'Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia: porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando os vituperaren y os persiguieren y dijeren de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo. Gozaos y alegraos; porque vuestra merced es grande en los cielos: que así persiguieron a los profetas que hubo antes de vosotros.'
Como hemos visto, el carácter esencial de la enseñanza de Jesús es que la Voluntad de Dios para nosotros es armonía, paz y gozo; que tales cosas puedan convertirse en realidad para nosotros cultivando un modo de pensar justo y recto es una frase que nos sorprende. Jesús nos dice constantemente que es la voluntad de nuestro Padre damos su Reino y que para merecer la justicia hemos de cultivar la serenidad, la paz interior. Él declara que los pacíficos que cumplen esto adquirirán orando prosperidad, heredarán la tierra, verán a Dios y su duelo se transformará en gozo. No obstante, aquí aprendemos que los que son perseguidos a causa de la justicia, son bienaventurados, porque de ese modo triunfarán; que el ser vituperado y denunciado es causa de gozo y felicidad, y que los Profetas y los grandes Iluminados también sufrieron estas cosas.
Todo esto es sin duda asombroso, y a la vez perfectamente correcto; sólo que comprendamos una cosa: que el origen de toda esta persecución no es otra cosa que nosotros mismos. No hay un persecutor exterior a nosotros mismos. Siempre que encontremos difícil lo justo o el pensar con rectitud; siempre que sintamos la tentación de considerar injustamente determinada situación, o persona, o aun nosotros mismos; siempre que nos sintamos inclinados a ceder a la cólera, o a la desesperación, entonces somos perseguidos a causa de la justicia, lo cual resulta ser una condición bienaventurada y bendita.
Todo tratamiento espiritual u Oración Científica implica una lucha con el "Yo inferior" el cual prefiere el viejo modo de pensar y se levanta y nos insulta, por decirlo dramáticamente, a la manera oriental.
Todos los grandes Profetas e Iluminados de la especie humana, que al fin alcanzaron la victoria, lo hicieron tras una serie de batallas consigo mismos, cuando su naturaleza inferior, el viejo Adán, los perseguía. Jesús mismo "tentado en todo según nuestra semejanza" tuvo más de una vez que hacer frente a esta "persecución", especialmente en el Huerto de Getsemaní, y durante algunos minutos, en la Cruz misma. Ahora bien, como estos combates con nuestra naturaleza inferior han de llevarse a cabo tarde o temprano, será mejor efectuar la lucha y vencer lo antes posible. De manera que estas persecuciones resulten ser, relativamente hablando, bendiciones divinas.
Notemos que en realidad no hay virtud alguna o provecho siquiera en el mero hecho de que otros nos molesten o persigan. Nada absolutamente viene a nuestra experiencia, a menos que haya algo en nosotros que lo atraiga. Por lo cual, si nos acontecen molestias o dificultades es sin duda debido a que algo en nuestra mente necesita ser examinado y aclarado; porque siempre vemos las cosas como somos capaces de concebirlas. He aquí un peligro grave para los débiles, los vanidosos y los presuntuosos. Si los demás no los tratan como ellos quisieran, o si no reciben el respeto y la consideración que ellos creen que se les debe tener, aunque probablemente no lo merecen, se sienten con frecuencia inclinados a creer que son "perseguidos" a causa de su superioridad espiritual, e incurren en el absurdo de darse aires de grandeza con tal motivo. He aquí una patética ilusión. Según la Gran Ley de la Vida, de la cual todo el Sermón del Monte es una exposición, solamente podemos recibir a través de nuestra existencia lo que en cada momento nos corresponde, y nadie puede impedimos el conseguir lo que nos toca; por esta razón toda persecución o frustración proviene absolutamente de lo interior.
A pesar de que hay una tradición sentimental a la que va unido, el martirio no conlleva ninguna virtud en sí. Si el "mártir" tuviese una comprensión suficiente de la Verdad, no le sería necesario sufrir esa experiencia. Jesús no fue un mártir. Habría podido escaparse en cualquier momento, si hubiese querido evitar la crucifixión. Pero era necesario que alguien triunfase sobre la muerte, y por esa razón consintió en morir. Él quiso, de forma deliberada y a su modo, realizar para nosotros una obra de antemano premeditada, y no precisamente un martirio. Lejos esté de nosotros el menospreciar el valor ilustre y la abnegación heroica de los mártires de todos los siglos; pero debemos recordar que si hubiesen tenido una comprensión cabal, no habrían llegado al hecho del martirio. Tener el martirio como un bien supremo, tal como hacían muchos, es tentar al destino, porque se atrae toda cosa sobre la cual se concentra la atención. Aún admirándolos a causa de la elevación espiritual que alcanzaron, sabemos que, si los mártires hubiesen amado a sus enemigos lo bastante —es decir, amarlos en el sentido científico de la palabra—, reconociendo en ellos la Verdad, entonces sus perseguidores romanos —incluso el mismo Nerón— habrían abierto las puertas de sus prisiones, y los fanáticos de la Inquisición habrían reconsiderado su causa.

(Tomado del libro EL Sermón del Monte - Emmet Fox - Serapisbey Editores Panamá)

lunes, 4 de agosto de 2008

La familia y el sendero

Cómo asumir tu nueva forma de vida con la familia.

domingo, 13 de julio de 2008

DEBES CUIDAR LA SERENIDAD - Emmet Fox


«Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.» Salmo 46:10

La serenidad es la marca de la vida espiritual. Más aún, es la clave de la felicidad.

La gente, en su mayoría, tiene al menos una comprensión superficial de esta verdad. Mucho le gustaría tener serenidad, pero no sabe qué hacer para conseguirla. Dice: "Me gustaría estar sereno en todo momento, o al menos la mayoría de las veces, pero ¿cómo lo hago?" A veces dice: "He trabajado muy duro para conseguirlo; de hecho, ocasionalmente he trabajado tan duro en esa dirección que me encuentro bastante cansado." Por supuesto que trabajar duro es, de por sí, una negación de la serenidad, es estar tenso.

Cuando estás sereno, todo en tu vida te viene fácil, y hasta te es posible dilucidar la solución de un problema sin que tengas que hacer ninguna oración especial al respecto. No hay duda de que a menudo te encuentras diciendo o haciendo lo correcto casi automáticamente. Ciertamente tus oraciones tienen mucho más poder cuando estás sereno.

He aquí una técnica para alcanzar la serenidad. Primero, deja de apurarte. Haz lo que sea necesario, pero sin abalanzarte. Segundo, entrénate a pensar sólo en lo que te gustaría pensar en el momento. Tercero, haz una regla de mantener tu mente allí donde te encuentras, o en lo que sea que te ocupe en el momento. No la dejes deambular a otros temas o lugares. Si tu cuerpo está en la calle 57 de New York, no tengas la mente en alguna otra ciudad.

Si te ocupa la consideración de cierta cuestión, no permitas que tu mente deambule a otros asuntos; o, si no te queda más remedio, deja de pensar en la primera cuestión y dale tu plena atención a lo otro. En pocos momentos caerás en la cuenta de que no es esto lo que deseas considerar hoy, y regresarás al asunto importante. Y, con toda seguridad, tus pensamientos no volverán a deambular más.

La mente de mucha gente está constantemente corriendo de un lado para otro en todas direcciones. Naturalmente, esto hace que sea imposible estar sereno. Aquiétate -no es que tengas que estar especialmente lánguido o callado, sino quieto. Puedes ser sociable y amigable, y aún así estar quieto mentalmente. Todos los místicos de todas las religiones, tanto occidentales como orientales, han enseñado esto.

Cuando has alcanzado la serenidad, serán extremadamente raras las veces en que sentirás excitación descontrolada, ira o miedo. No sentirás melancolía. Por el contrario, estarás más feliz que nunca.

Practica la serenidad de esta manera, y te sorprenderá lo rápido que se volverá un hábito. Claro que no hablarás de esto con otra gente. Notarán un cambio en ti, y la apreciación y respeto que sienten por ti aumentará de manera considerable.

(Tomado de el libro "Reclama lo Tuyo" de Emmet Fox - Serapisbey Editores Panamá)

lunes, 7 de julio de 2008

ORAR SIN CESAR...

Permítanme aclararles ahora, que esta actividad en ninguna manera interfiere con sus actividades diarias, amados Míos. Un momento de intensa adoración y llamado a su Presencia hará maravillas. Luego, durante la actividad del día, cuando tengan algunos momentos de pausa o respiro, aquieten su atención y digan:

"¡Magna Presencia YO SOY! ¡Tú eres la única Inteligencia y Poder que actúan aquí!"

.................Sigan reconociéndolo cada vez que tengan algunos momentos. Luego, procedan serenamente con sus actividades, y encontrarán que una gran inundación de Su Luz los llenará y llenará todo lo que hagan. Por ejemplo, por la mañana cuando se levantan y se preparan para el día, pónganse de pie e invoquen la Presencia con intenso Amor y gratitud:

"¡Magna Presencia YO SOY"! ¡Carga mi mente y cuerpo con Tu Ilimitada Energía, con Tu Magna Inteligencia, con Tu Protección invencible hoy! ¡Vela porque yo haga lo perfecto que debería hacer en todo momento! ¡Vela porque yo no cometa error alguno! ¡Vela porque no haga nada oculto con respecto a mi vida que no me sea revelado!"

.................Mis amados, de hacer esto en breve se convertirían en la Sabiduría en Acción. No hay nada en el mundo salvo ustedes que pueda determinar cuánto de esta Presencia pueden invocar a la acción. No hay nada que pueda detener Su acción ilimitada, SALVO POR EL PROPIO SENTIMIENTO DE USTEDES MISMOS.

.................Los exhorto, amados Míos, a creer esto hasta que lo traten diligentemente; hasta que fervorosamente sigan invocando la Presencia a la acción externa. Los exhorto a no permitir que su lado humano los desanime para comenzar. Si no están familiarizados con la Presencia... ¡entonces tienen que seguir invocándola a la acción para que descargue Sus Grandes Pilares de Sustancia-Luz! Verán entonces la manifestación de Su Perfección en el mundo suyo, lo cual les dará todo el estímulo que requieren hasta que nada los amedrente, tal cual es el caso de este buen Mensajero. Él conoce a esta Presencia, y ya nada lo amedrenta más. Él sabe que su Presencia disolverá y consumirá todo lo indeseable. ¡Él SABE que las apariencias no tienen poder! Eso es lo que ustedes necesitan saber concerniente a sus limitaciones financieras o a lo que fuere que pueda estarlos perturbando. Ustedes TIENEN que saber que las apariencias no tienen poder, en cuanto al mundo suyo concierne. Luego, invoquen su Presencia a la acción para que tome el mando, para que produzca Perfección, y disuelva y consuma toda cosa indeseable. De esta manera, ustedes TENDRÁN esos resultados en su Vida. Ustedes son el decretador de su Vida, amados Míos, el decretador de su mundo; y de acuerdo al Poder de su atención, esta Magna Energía producirá Perfección o destrucción.

(Tomado de Amantes de la Enseñanza nº 1.022 del libro La Voz del YO SOY de la página www.serapisbey.com)

sábado, 28 de junio de 2008

NO PUEDEN DIVIDIR LA ATENCIÓN


Jesús dijo: "Ninguno puede servir a dos señores". Esto significa que ustedes no pueden dividir la atención - ya que tienen que detenerse, ver y escuchar. Les digo que no pueden sostener un nivel de progreso si le dan poder a algo que no sea su propia "Magna Presencia YO SOY". El infortunio con muchos Estudiantes, es que no se aferran firmemente a la Magna Verdad de Su Ser el tiempo suficiente para obtener el momentum y fuerza para manternerse impertérritos ante el tirón de las sugerencias y apariencias externas.
Los que más extraño Me resulta es que una vez que la atención de los Estudiantes ha sido llevada al Todo-Poder de la "Presencia YO SOY" - que es el Unico Principio Activo de Vida que tienen, Dios en Acción dentro y alrededor de ellos-, no puedan ver ( o no vean) que están dividiendo el poder cuando fijan la atención sobre cosas externas, y que no hacen más que retrasar la magnífica actividad y logro que de otra manera la "Presencia YO SOY" produciría. Sin embargo, al haber pasado por el molino - como quien dice-, Nosotros tenemos infinita paciencia para esperar hasta que los amados Estudiantes puedan empuñar sus correspondientes Cetros de Dominio de esta "Magna Presencia YO SOY" y lo sostengan.

(Tomado de el libro Pláticas del "YO SOY" Maestro Ascendido Saint Germain - Serapisbey Editores)

domingo, 22 de junio de 2008

OBSERVACION CONSTANTE A LA PALABRA

Lo mejor es acostumbrarse desde el primer momento a pensar cuidadosamente antes de hablar, porque cuando alcancéis la Iniciación debéis fijaros en cada palabra, no sea que digáis lo que no debe decirse.
(Tomado de el libro "A los pies del Maestro" Serapisbey Editores Panamá)

sábado, 14 de junio de 2008

Honestidad e Indiscreción (Por el Amado Maestro El Morya)


Ahora bien, hay tanta diferencia entre Honestidad e Indiscreción, como la hay entre pureza y libertinaje. Si bien es algo loable retener información espiritual cuando se le solicita a uno hacerlo, en la abundancia de material que se espera descargar a ustedes (y a través de ustedes) -y en las múltiples experiencias espirituales que pueden ser suyas- se requiere que USTEDES -no Nosotros- desarrollen el discernimiento espiritual que los insta a verter una porción de esta herencia espiritual o o a retenerla de los "ojos profanos". Esta es la disciplina de ustedes.

Por un lado hay experiencias que pueden ser "alimentadas por cucharaditas" a los pocos escogidos; y por el otro, hay muchas bellas y encantadoras experiencias que pueden ser "proclamadas desde los techos de las casas". Depende de ustedes, Mis hijos, que hagan la aplicación necesaria, la cual será la guardia permanente contra las indiscreciones nacidas del entusiasmo, amor y fervor.
(Tomado de el libro El Primer Rayo - Serapis Bey Editores Panamá.)

viernes, 30 de mayo de 2008

La Vida, el más grande regalo de Dios (Maestro Ascendido El Morya)


El regalo de la vida misma es tomado demasiado a la ligera por individuos que tienen el privilegio de contar con un corazón palpitante en cualquier esfera de expresión (física o interna). Cuando el Dador de Vida retira esa corriente de energía y la conciencia no puede ya más operar en la Tierra, oh, cuántas lágrimas se vierten, cuántas súplicas se elevan al Tribunal Kármico pidiendo la oportunidad de regresar y "corregir las cosas". Que los sensatos que habitan en la oportunidad del AHORA utilicen el regalo de vida de manera tal que el mundo sea más rico, más bello y más armonioso, por haberse invertido allí vida para realizar la Voluntad de Dios.
(Tomado de el libro "El Puente a Libertad Maestro EL Morya" Serapis Bey Editores Panamá.

miércoles, 21 de mayo de 2008

CUERPO ASCENDIDO

Interesante video para corregir la postura de nuestro cuerpo y permitir que la Luz de la Presencia de Dios entre correctamente.


La familia y el Sendero nº 1

Video que muestra la oportunidad de comprender y corregir situaciones que nosotros mismos a veces provocamos, producto de no saber que es uno el que escoge...por lo tanto, los demás no tienen culpa de nada....Dejemos que este video nos muestre que sucede y cómo corregir.

martes, 20 de mayo de 2008

Una película para evolucionar la conciencia... M A T R I X

1º Parte ...



Si deseas ver más películas comentadas de esta manera, podrías acercarte al siguiente link http://lavozdelyosoyatravesdelcine.blogspot.com
o bien a la misma página fuente www.serapisbey.com

sábado, 17 de mayo de 2008

La Medalla (Cuentito de Anthony de Mello)

El hombre se encuentra solo, perdido y lleno de temores en medio de este vasto universo.
La buena religión le hace audaz. La mala religión aumenta sus temores.

Había una madre que no conseguía que su hijo pequeño dejara de jugar y regresara a casa antes del anochecer. De modo que, para asustarle, le dijo que el camino que llevaba a su casa era frecuentado por unos espíritus que salían tan pronto como se ponía el sol. Desde aquel momento ya no tuvo problemas para hacer que el niño regresara a casa temprano.
Pero, cuando creció, el muchacho tenía tanto miedo a la oscuridad y a los espíritus que no había modo de sacarle de casa por la noche. Entonces su madre le dio una medalla y le convenció de que, mientras la llevara consigo, los espíritus no podrían hacerle ningún mal en absoluto. Ahora el muchacho ya no tiene miedo alguno a adentrarse en la oscuridad fuertemente asido a su medalla.

La mala religión refuerza su fe en la medalla.
La buena religión le hace ver que no existen tales malos espíritus.

jueves, 15 de mayo de 2008

PADRES, MADRES E HIJOS

Cuando los hijos han llegado a los años de la madurez, lo más grande que los padres pueden hacer es conscientemente colocarlos en las Manos de Dios, lo cual significa entregarlos por completo a la protección y cuidado de su “Magna Presencia YO SOY”, y envolverlos en los Rayos de Luz y Amor que emanan del Corazón del Cuerpo Electrónico encima del niño.

Cuandoquiera que se evidencie la presencia o pensamiento del hijo, hay que regocijarse por cuanto la Plena Inteligencia Perfecta de Dios está actuando sobre el pensamiento y sentimiento de él o ella, gobernando a la perfección toda actividad externa. Esto liberará al hijo dentro de la Presencia y Poder de la Acción Divina de una manera maravillosa. LA ANSIEDAD DEL PADRE POR EL HIJO ES, EN UN NOVENTA POR CIENTO DE LOS CASOS, LA CAUSA DE UNA ACCION EQUIVOCADA - Y ESPECIALMENTE CUANDO EMANA DE LA MADRE.

Esta es una verdad tremenda que es muy poco comprendida. La madre, al haber sido la constructora del cuerpo del niño (y por esto quiero decir que suministró la sustancia que se utilizó para hacer la forma)-, ha conformado una línea personal de contacto con el hijo que durará toda esa encarnación; y si la madre tan sólo supiera esto (desde el punto de vista iluminado), contaría con el poder para moldear a su hijo y convertirlo en el ser más maravilloso y perfecto – o, digamos , sostener el foco mediante el cual el niño será moldeado hasta convertirse en un ser perfecto.

Por el contrario, si la madre permite que la ansiedad – la cual es una forma sutil de miedo – la gobierne constantemente, su pensamiento no podrá evitar dirigirse al hijo, y podrá perturbarlo hasta el extremo de causar que el hijo sea un total fracaso. Lo anteriormente expuesto es una instancia extrema cuando la madre tiene pensamientos totalmente incontrolados.

Esto ilustra la gran importancia de que los padres sepan y sientan que el hijo o hijos a quienes aman están en todo momento regidos por la Perfecta Inteligencia de Dios, la “Magna Presencia YO SOY”. En el momento en que la ansiedad o el miedo traten de entrometerse, consúmanlos y reemplácenlos con la firme conciencia de que sólo la Perfecta Inteligencia de Dios actúa en y alrededor del niño.

Si todas las madres de América pudieran entender esta maravillosa Verdad y vivirla, una raza majestuosa nacería de allí en adelante. Esta es una gran Ley Natural que apenas ha sido entendida, hasta por los estudiantes más avanzados. He conocido muchos casos en los que el miedo intenso del padre por el hijo llevó a éste a justo lo que se temía, y es una de las cosas que ha retrasado el desarrollo de la humanidad. A veces el hijo es lo suficientemente avanzado para – aún sin estar consciente de ello en lo externo – desviar en gran medida el temor y la ansiedad de los padres. No hay duda de que esto es un verdadero beneficio.

Que en verdad se entienda que de ninguna manera estoy criticando o condenando a las madres, sino que deploro intensamente la falta de comprensión de tan maravilloso y vital punto.

(Tomado del libro Instrucción de un Maestro Ascendido – Saint Germain – Serapisbey Editores – Panamá)

domingo, 27 de abril de 2008

DESAFIO A LO EXTERNO

A los amados estudiantes de la Luz les digo que consagrarse al Servicio Divino no es cosa vana. Ello quiere decir que han tirado el guante y desafiado al ser externo, lo cual hay que hacer en algún momento; y cuanto más pronto mejor se haga, tanto más pronto acabará. Pero el que la forma externa caiga al tropezar con un cable secreto puesto allí por el ser externo, no es excusa para no volverse a poner de pie y continuar serenamente.

La naturaleza del individuo es tal que hasta que él entienda estos puntos de vital importancia, no se detendrá a reflexionar que cuando todo está saliendo bien es hora de vigorizar su momentum, y de ceñirse la Armadura de la Magna “Presencia” Maestra. Luego, si llega a caer, este mismísimo momentum le hará rebotar como una bola de caucho y volver a quedar de pie, asumiendo rápida y poderosamente el comando de la situación, ordenándole a esta Magna Presencia de Dios que soluciones e impere sobre la situación – sea lo que fuere. Sabiendo esto, ustedes verán (y estarán de acuerdo conmigo) lo absurdo que permitirse a ustedes mismos volverse negativos en los más mínimo.

Ahora, aquí mismo, es bueno entender que las fuerzas negativas y positivas existen por doquier en la Creación; y que no hay razón para condenar lo negativo, ya que constituye el medio por el cual se logra que los Hijos de la Luz se hagan cada vez más conscientes de su propia Fuerza Positiva Conquistadora. Ceder ante la fuerza negativa es enredarse cada vez más en ella; pero reconocer instantáneamente la presencia de cualquier pensamiento o sentimiento negativo no es más que hacer que uno se vuelva hacia el propio polo positivo y descansar allí serenamente.

Tal cual hemos dicho anteriormente, ¡la manifestación se dará si deseas a Dios lo suficiente! ¡No puede evitarlo! Se desvivirá por llegar a ti si deseas a Dios lo suficiente. Los estudiantes que así lo desean pueden tomar esto ahora y defender su posición. La gente chapotea en las condiciones negativas en vez de elevarse y decir: “Tomo el lado de Dios y rehúso ser afectado por esta apariencia.” Si permitimos que las condiciones negativas nos controlen, nadie nos podrá ayudar, ni siquiera Dios mismo.
(Tomado del libro Instrucción de un Maestro Ascendido del Maestro Saint Germain)

sábado, 19 de abril de 2008

¿Qué espera Dios?


Como hijos del Altísimo que somos, tenemos una herencia Divina y, por ende, el derecho de esperar que Dios nos provea de todo lo que necesitamos. Deberíamos esperar que él nos cure cuando estamos enfermos, que nos suministre con abundancia cuando tenemos necesidad, y que nos traiga paz y armonía cuando estamos llenos de miedo.

La Biblia está llena de promesas de lo que Dios hará por Sus hijos, pero quizás Jesús lo puso de forma más sencilla cuando dijo: «¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?».

De manera que tienes un derecho Divino a esperar todas estas cosas buenas de parte de Dios.
Pero, ¿qué espera Dios de nosotros? Bueno, Dios tiene el derecho a esperar que le pondremos de primero en nuestro corazón. Eso entraña que veamos a Dios en todo y en todos, esto es, la Práctica de la Presencia de Dios.

Luego, Dios espera que tengamos una fe viva. Negamos a Dios en la misma medida en que nos falta fe. La fe, de por sí, es una dependencia en la bondad de Dios.

Y finalmente, Dios espera que vayamos a Él en oración -no como un miserable suplicante sino como un hijo que sabe que antes de haber pedido, ya su Padre amoroso ha respondido.

(Tomado del libro "Reclama lo tuyo" de Emmet Fox)

sábado, 22 de marzo de 2008

El día de Cumpleaños



El Día de Cumpleaños es un nuevo comienzo, ya que el ciclo de cada corriente de vida completa un circuito cada trescientos sesenta y cinco días, y la energía del mundo individual cierra el círculo de experiencia en el día precedente al día de cumpleaños de uno.

En el Día que es el Aniversario de la encarnación del Espíritu , el Santo Ser crístico descarga una nueva pulsación de Luz y Vida dentro de los cuatro cuerpos inferiores, y desde la Presencia viene un ímpetu agregado hacia delante, con la esperanza de que el año subsiguiente encontrará una mayor expresión del Plan de Vida del individuo. Esta es la razón de que usualmente se advierta que en el período justo antes del día de cumpleaños de uno, se experimenta una disminución de la energía de vida y vitalidad, y el período que sigue inmediatamente al día de cumpleaños es usualmente el más opulente en despliegue espiritual y bienestar interno.

Como la encarnación de un espíritu le ofrece nueva oportunidad a tal ser para que desarrolle su naturaleza espiritual, así en un ciclo menor, cada cumpleaños es un nuevo comienzo y una gran porción de la acumulación de la corriente de vida que el individuo ha atraído a su alrededor, es disuelta en este momento. Es también el privilegio y oportunidad de la Hueste Ascendida dar los Regalos de sus Cualidades a esa corriente de vida, así mismo como los seres no –ascendidos ofrecen sus regalos materiales.

Cada persona que pasa a través de las puertas de un nuevo cumpleaños recibe una Efusión desde cada Ser Ascendido, y la práctica de ofrecer regalos aquí abajo no es sino un tenue reflejo de esa Experiencia Interna.

CUANDO UN INDIVIDUO SE CONVIERTE EN UN ESTUDIANTE DE LOS MAESTROS Y ESTA BAJO LA DIRECCION DE LA HUESTE ASCENDIDA, EL O ELLA RECIBE TAL EFUSION COSMICA EN EL DIA DE SU CUMPLEAÑOS…¡QUE LO HACE EL DIA MAS SANTO DEL AÑO! En el día de su cumpleaños, todos los Amigos Cósmicos en el Reino de la Liberación Eterna interactúan en su corriente de vida. La Riqueza, la Opulencia, la Iluminación Espiritual que Ellos le dan a ustedes, permanecerán como una parte de su identidad eterna en todo momento. Aprovechen cuando viene este Santo Día, y báñense en el Esplendor de la Presencia de Santidad.

Mis más grandes Felicitaciones y Bendiciones Personales sean con cada uno de ustedes, así como las Felicitaciones de Nuestro Mahá Chohán y de otros Amigos de la Luz. Que la tremenda emanación que fluye dentro de su alma y espíritu, los asista ahora a la plena y completa unión con su Ser Superior.
(Tomado del libro La Edad Dorada Enseñanza del Maestro Kuthumi - Editorial Serapisbey Panamá)

domingo, 16 de marzo de 2008

MI ASCENSION (Maestro Jesús)




LA ASCENSION DEL ALMA SUBLIMADA ES LA META DE TODA EXPERIENCIA HUMANA
. Pocos se dan cuenta los hombres de cuánto tejen la escalera de la conciencia ascendente a lo largo de muchas vidas terrenales, ni cuánto de la energía de otras corrientes de vida está entretejida en su esplendor elevador.

Mucho antes de la hora de Mi propia Ascensión en la colina de Betania, mi querida Madre había subido caminando por el camino de hierba que conducía desde el valle a la roca lisa que conformaba el ápice de dicha colina. Allí, en profunda contemplación y oración, su propia fuerza vital ascendía hacia el cielo y un torrente fluido de energía creaba un sendero espiritual natural sobre el cual Mi propio espíritu, con el correr del tiempo, habría de regresar a Casa.

En aquel día aciago, obediente al llamado del Padre, Me preparé para Mi despedida final a la Tierra y a quienes habían servido y vivido en mi breve vida terrena. Sólo Juan y mi Madre conocían la naturaleza de la experiencia que Yo tenía por delante.

Parándome temprano, vertí Mi amor la dulce Tierra, fragante con el perfume de una nueva primavera, a las aguas limpiadoras que habían bautizado Mi alma y purificado Mi cuerpo, al aire purificador que agradecidamente había inhalado con Mis pulmones en aquel primer aliento, tanto tiempo atrás en un establo de Belén, al sol ascensional cuyo ejemplo habría de seguir en este día de días. Emití Mi invocación al Santo Confortador para que entrara al corazón y conciencia de mis diligentes y devotos discípulos, y los sostuviera en el camino veraz. Hacía la cima de la colina de Betania me dirigí por el sendero conformado por las brillantes huellas de la constante novena de Mi madre por Mi victoria, Mamá y Juan, al tanto de Mi inminente iniciación, reunieron a los discípulos y seres queridos a su alrededor, de manera que Yo pudiera tener algunas horas de privacidad con Mi Señor y Dios.

Justo antes del mediodía, ellos ascendieron a la cima de la colina y al llegar el sol a su cenit, los puse a todos amorosamente en manos del Padre, aceleré la actividad vibratoria de Mis vehículos, y le dije adiós al mundo y sus experiencias. Desde entonces he regresado a menudo, en Mis vestiduras inmortales, a quienes amo y quienes me aman y me sirven, ya que no hay separación en el Amor Divino.

¡Al conocer la gloria suprema de esa hora, no puedo más que exhortar a cada querido hijo de Dios a prepararse para ese día! Cuando llegue la hora y la citatoria del Padre de Luz llegue al corazón, también ustedes conocerán el pleno y verdadero propósito para el ser individual el cual es convertirse en un Sol de Luz por cuenta propia, libre de la rueda de nacimiento y muerte, y Maestro de la energía y vibración, empero sirviente de todo lo que vive, hasta que toda la vida sea también Libre – en - Dios.
(Tomado del Libro El Puente a la Libertad Jesús - Serapisbey Editores Panamá)

martes, 11 de marzo de 2008

Cuentito de Antony de Mello - El Mendigo y el Banquero


Al ver a un banquero salir de su despacho, un mendigo le dijo: "¿Podría
usted darme diez centavos, señor , para una taza de café"?
El banquero sintió lástima de aquel hombre, que tenía un aspecto verdaderamente deplorable, y le dijo "Aqui tiene un dólar para que se tome no una, sino diez tazas de café".
Al día siguiente, el mendigo se encontraba de nuevo en las escaleras del despacho del banquero y, cuando éste salió, el mendigo se puso a darle golpes.
"¡Pero bueno...!", dijo el banquero, "¿que está usted haciendo?"
Y responde el mendigo..."¡Usted y sus malditas diez tazas de café! ¡No he podido dormir en toda la noche!"
Confieso haberte ayudado. ¿Podrías perdonarme y dejarme ir? ..dijo el banquero.

sábado, 1 de marzo de 2008

Instrucción sobre la ASCENSION (por el Amado Maestro El Morya)


Consideren el largo viaje de cada alma – millones de encarnaciones, ensayos, errores, esperanzas y desilusiones, el karma siempre entretejiéndose con cada pensamiento, sentimiento y acción; cadenas y limitaciones que esperan para amortajar el alma que entra, a través de la cual el espíritu se propone realizar una parte del Plan Divino y regresar al Tribunal Kármico con una cosecha en la que haya algo de mérito.
¡Finalmente , llega la encarnación de la oportunidad! El alma es aceptada por el Amado Serapis Bey y la Hermandad de Luxor, siendo patrocinada por el Templo de la Ascensión y examinada por el Tribunal Kármico – donde se estudia meticulosamente tanto las fortalezas del individuo como la cantidad de deudas por pagar que quedan en los libros de dicha persona. Si la fortaleza espiritual es tal que es siquiera remotamente posible que el espíritu encarnado pueda redimir, transmutar y purificar esas energías puestas en movimiento de manera tan descuidada durante tantas eras, el alma es aceptada. De un lado al otro del cuerpo etérico se escribe “candidatos a la Ascensión”, y se acuerda una encarnación en la que se le darán todas las oportunidades necesarias para tal balanceo de todas las deudas. También se dan oportunidades para contactar al maestro a fin de volver a aprender de nuevo la Ley Espiritual en la conciencia externa.(tomado del libro El Puente a la Libertad - Serapis Bey)