
Cuando repetidamente Me referí al "Padre Eterno" como el poder que lograba todas esas manifestaciones aparentemente milagrosas durante Mi ministerio, pretendía señalarle al hombre el camino mediante el cual también él pudiera participar en los Poderes Divinos naturales y cualidades que están dentro de su propia vida. Tarde o temprano, todo individuo tendrá que hacer un contacto con la Presencia Divina que es el latido de su propio corazón. Para cada hombre, esta experiencia mística es un requisito, antes de que pueda convertirse en un representante del padre para su prójimo. Encontrar a Dios dentro de otra persona es causa de gran regocijo en el desarrollo del propio Plan Divino de ese individuo, pero encontrar a Dios de sí mismo es el propósito de la encarnación, y es la única manera de regresar a Casa de nuevo, al estado natural de bendición, paz y poder que tal Despertar Divino acarrea.
(Tomado del Libro El Puente a la Libertad - Jesús - Editorial Serapis Bey - Panamá)
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