domingo, 27 de abril de 2008
DESAFIO A LO EXTERNO
A los amados estudiantes de la Luz les digo que consagrarse al Servicio Divino no es cosa vana. Ello quiere decir que han tirado el guante y desafiado al ser externo, lo cual hay que hacer en algún momento; y cuanto más pronto mejor se haga, tanto más pronto acabará. Pero el que la forma externa caiga al tropezar con un cable secreto puesto allí por el ser externo, no es excusa para no volverse a poner de pie y continuar serenamente.
La naturaleza del individuo es tal que hasta que él entienda estos puntos de vital importancia, no se detendrá a reflexionar que cuando todo está saliendo bien es hora de vigorizar su momentum, y de ceñirse la Armadura de la Magna “Presencia” Maestra. Luego, si llega a caer, este mismísimo momentum le hará rebotar como una bola de caucho y volver a quedar de pie, asumiendo rápida y poderosamente el comando de la situación, ordenándole a esta Magna Presencia de Dios que soluciones e impere sobre la situación – sea lo que fuere. Sabiendo esto, ustedes verán (y estarán de acuerdo conmigo) lo absurdo que permitirse a ustedes mismos volverse negativos en los más mínimo.
Ahora, aquí mismo, es bueno entender que las fuerzas negativas y positivas existen por doquier en la Creación; y que no hay razón para condenar lo negativo, ya que constituye el medio por el cual se logra que los Hijos de la Luz se hagan cada vez más conscientes de su propia Fuerza Positiva Conquistadora. Ceder ante la fuerza negativa es enredarse cada vez más en ella; pero reconocer instantáneamente la presencia de cualquier pensamiento o sentimiento negativo no es más que hacer que uno se vuelva hacia el propio polo positivo y descansar allí serenamente.
Tal cual hemos dicho anteriormente, ¡la manifestación se dará si deseas a Dios lo suficiente! ¡No puede evitarlo! Se desvivirá por llegar a ti si deseas a Dios lo suficiente. Los estudiantes que así lo desean pueden tomar esto ahora y defender su posición. La gente chapotea en las condiciones negativas en vez de elevarse y decir: “Tomo el lado de Dios y rehúso ser afectado por esta apariencia.” Si permitimos que las condiciones negativas nos controlen, nadie nos podrá ayudar, ni siquiera Dios mismo.
(Tomado del libro Instrucción de un Maestro Ascendido del Maestro Saint Germain)
La naturaleza del individuo es tal que hasta que él entienda estos puntos de vital importancia, no se detendrá a reflexionar que cuando todo está saliendo bien es hora de vigorizar su momentum, y de ceñirse la Armadura de la Magna “Presencia” Maestra. Luego, si llega a caer, este mismísimo momentum le hará rebotar como una bola de caucho y volver a quedar de pie, asumiendo rápida y poderosamente el comando de la situación, ordenándole a esta Magna Presencia de Dios que soluciones e impere sobre la situación – sea lo que fuere. Sabiendo esto, ustedes verán (y estarán de acuerdo conmigo) lo absurdo que permitirse a ustedes mismos volverse negativos en los más mínimo.
Ahora, aquí mismo, es bueno entender que las fuerzas negativas y positivas existen por doquier en la Creación; y que no hay razón para condenar lo negativo, ya que constituye el medio por el cual se logra que los Hijos de la Luz se hagan cada vez más conscientes de su propia Fuerza Positiva Conquistadora. Ceder ante la fuerza negativa es enredarse cada vez más en ella; pero reconocer instantáneamente la presencia de cualquier pensamiento o sentimiento negativo no es más que hacer que uno se vuelva hacia el propio polo positivo y descansar allí serenamente.
Tal cual hemos dicho anteriormente, ¡la manifestación se dará si deseas a Dios lo suficiente! ¡No puede evitarlo! Se desvivirá por llegar a ti si deseas a Dios lo suficiente. Los estudiantes que así lo desean pueden tomar esto ahora y defender su posición. La gente chapotea en las condiciones negativas en vez de elevarse y decir: “Tomo el lado de Dios y rehúso ser afectado por esta apariencia.” Si permitimos que las condiciones negativas nos controlen, nadie nos podrá ayudar, ni siquiera Dios mismo.
(Tomado del libro Instrucción de un Maestro Ascendido del Maestro Saint Germain)
sábado, 19 de abril de 2008
¿Qué espera Dios?

Como hijos del Altísimo que somos, tenemos una herencia Divina y, por ende, el derecho de esperar que Dios nos provea de todo lo que necesitamos. Deberíamos esperar que él nos cure cuando estamos enfermos, que nos suministre con abundancia cuando tenemos necesidad, y que nos traiga paz y armonía cuando estamos llenos de miedo.
La Biblia está llena de promesas de lo que Dios hará por Sus hijos, pero quizás Jesús lo puso de forma más sencilla cuando dijo: «¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?».
De manera que tienes un derecho Divino a esperar todas estas cosas buenas de parte de Dios.
Pero, ¿qué espera Dios de nosotros? Bueno, Dios tiene el derecho a esperar que le pondremos de primero en nuestro corazón. Eso entraña que veamos a Dios en todo y en todos, esto es, la Práctica de la Presencia de Dios.
Luego, Dios espera que tengamos una fe viva. Negamos a Dios en la misma medida en que nos falta fe. La fe, de por sí, es una dependencia en la bondad de Dios.
Y finalmente, Dios espera que vayamos a Él en oración -no como un miserable suplicante sino como un hijo que sabe que antes de haber pedido, ya su Padre amoroso ha respondido.
(Tomado del libro "Reclama lo tuyo" de Emmet Fox)
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